Absurdo crear un ranking de las mejores canciones del 2016 a mediados del 2017, pero si algo puedo usar en mi defensa es que: a) nadie va a leer este blog; b) hay que revivir esta shit y no he querido escribir "públicamente" sobre ninguna otra cosa; c) el que hasta ahora me hayan perdurado las ganas de realizar esta lista es indicativo de que no fueron solo hits olvidables (de hecho, son parte de la lista de Spoti que escucho con más frecuencia); y d) tanto te importa.
Ahora, aunque podría parecer que el 2016 fue un año espantoso, la verdad es que para mí dejó varios hitos notables. Apareció Mr. Robot en mi vida. Eso no tiene precio (se me acaba de ocurrir el tema de una futura entrada, que de seguro publicaré el 2018). Otro robot desapareció, por lo que mi destino fue salvado. Apareció R., el penúltimo día de ese año, aunque no fue hasta los primeros días del siguiente en que empezó a formar parte fundamental de mi historia, cambiándome para siempre. También el susodicho año dejó unas canciones que me acompañaron con rigurosa fidelidad, fundiéndose con mis anécdotas y sirviendo de telón de fondo para la metamorfosis más importante que he experimentado en 27 años de vida.
La verdad, no fue un periodo en el que me haya dedicado particularmente a buscar nuevos sonidos; incluso, la mayoría de las canciones corresponden a bandas que nunca he dejado de seguir. De ahí que la lista sea acotada y parcial. Y muy cargada a la electrónica, ejem. Pero bah, es lo que hay. Es lo que fue.
Así que aquí va mi lista de:
Las mejores canciones que (me) dejó el 2016
6. "Stillbirth", Alice Glass
(cómo odio los videos con lyrics, pero no puedo subir videos oficiales al Blog...)
Más adelante en este post me referiré a por qué Alice Glass firma ahora con su nombre (que no lo mencione ahora carece de toda lógica, siendo un simple capricho). Cuando esta canción fue lanzada, lo primero que amé y me llamó la atención fue el sonido metálico y asesino acompañando a la voz de esta chiquilla. Yo he escuchado antes estos ruidos de motosierra y torturas sacadas de la película "Hostal". Esto es muy HEALTH, ¿qué onda? Así que jugué al Scooby-doo y averigüé que, en efecto, colaboró en esta canción un cabro de HEALTH llamado Jupiter Keyes. Mi buen oído me puso muy orgullosa. Además, fue alimento para mi ser musical farandulero, porque me enteré de que estos dos cabros eran pareja y awww. Me encantó la nueva apuesta de mi *heroína* electrónica y wasted de la vida, aunque la letra es muy doliente y me da pena que sea tan autocompasiva. He pasado por esas mierditas y es atroz.
5. "Come near me", Massive attack
4. "The spoils", Massive attack
Una verdadera lástima no poder compartir el videoclip oficial de esta canción. Es el mejor que he visto este año, desquiciado total. Expone de una manera muy sobria y cortante la metáfora de la destrucción mutua en las relaciones tóxicas, para lo que eligieron un procedimiento técnico simple, pero no por eso menos original y elegante. El vacío terrible en la mirada de un ser destrozado por dentro, la adicción a esta lenta forma de muerte, los tonos fríos que envuelven a estos personajes que se han desenmarcado completamente de su ambiente logran un efecto hipnótico en el observador. Obra tensa, seductora y cargada de cinismo: me refiero a que, pese a estar desprovisto de emocionalidad, traspasa una angustia insoportable al espectador. Por supuesto, la canción es brillante; pero ya no puedo concebirla escindida de su interpretación visual. La envolvente voz del artista invitado, Ghostpoet, parece ser desgarrada de su cuerpo para reverberar en la mente, desintegrándose en ecos interminables. La base musical es bastante austera, aunque muy efectiva a la hora de transmitir desde una paradójica distancia objetiva la más absoluta sensación de desolación.
4. "The spoils", Massive attack
Al mismo tiempo fueron lanzadas dos canciones de Massive Attack y me cuesta mucho decidir cuál de las dos es más estupenda. Tal vez el orden en el que las nombré es completamente arbitrario. En esta canción vuelven a repetir el acierto absoluto de invitar a Hope Sandoval, quien aporta con la calidez atrapante de su voz la atmósfera idónea para esta canción que difícilmente se escapa de la mente por un buen tiempo, tal y como fue con su colaboración anterior ("Paradise Circus"). Tal vez en su momento tomé la letra de manera muy literal, pensando que se refería a una ruptura o al surgimiento de una nueva atracción cargada de obstáculos, que llevan a la muchacha a la constante disyuntiva de retener a esa persona o mantenerla apartada de sí. Ahora pienso que también podría tratarse de la experiencia del amor idealizado que tan bien conozco: mientras menos sé, más fuerte lo que siento. Cosas que pasan cuando amas histéricamente la idea de una persona, proyectando en ella todo tu anhelo, pero alejando cada vez más a la persona real. La absurda aunque legítima necesidad de mantenerse a salvo de un vínculo por temor al apego, la pérdida, la decepción, el vacío. Quizás todas mis interpretaciones son erróneas. Da lo mismo. Pero dudo mucho de que a alguien no le duela la íntima voz de Hope casi susurrándonos con suavidad ese mal sentimiento que nos conduce a la introspección y la desazón profundas.
3. "Femen", Crystal Castles
Aunque no sé muy bien qué me provoca la separación de Crystal Castles, lo que sí debo reconocer es que los senderos bifurcados dieron como resultado unas canciones de lujo que no habrían sido posibles en otro escenario. La nueva vocalista, Edith Frances, lo hace increíble; aunque me da un poco de lata que Ethan pareciera haber sustituido con el mayor disimulo posible a Alice, al más puro estilo "aquí no ha pasado nada". La estética de la chica es idéntica. Encuentro perturbadora esta idea media cyborg de la simulación: creo que Edith podría ser ella misma para darle un nuevo aire a Crystal Castles y sumaría muchos más puntos. Pero bueno. Con esta canción lo que ocurrió fue un amor enfermizo a primera vista. Ese coro femenino infantil doliente, demasiado gótico para el trasfondo electrónico, me pareció una mezcla impredecible y acertadísima. Es tan pero tan darks que AMO que al mismo tiempo me provoque deseos intensos de que se me corra el rimel y de bailar en alguna disco imaginaria/ondera/decadente/eléctrica con luces de metralla. Lo más extraordinario de todo es que es una canción con doble lectura, pues una vez por accidente me topé en youtube con un video que tenía la versión en reversa y OMG: era la letra de Smells like teen spirit. Eso fue un SHOOT THROUGH THE HEART insuperable.
2. "FloriDada", Animal Collective
Esta canción pronto me fulminó con su percusión medio tribal generadora de espasmos instantáneos de baile, la inevitable convicción de que los sonidos de este grupo son verdaderos collages auditivos (si es que existe un trastorno sinestésico como ese), el trabalenguas que tiene por letra y el ritmo exquisito que me inyecta puntos de vida cada vez que la hago sonar. Muchos bailes desaforados tuve gracias a FloriDada cuando no había nadie en casa por las tardes. Sólida inyección de energía para engancharse con la vida y fluir. Esto no me pasaba con Animal Collective desde aquella remota ocasión en que descubrí Brothersport, junto con su videoclip. Solo puedo decir que estos locos inverosímiles lo hicieron otra vez. (Nota mental: bacán sería crear una lista con canciones sobre lugares. Los gringos tienen para regodearse).
Es cosa de pinchar play y sentir el instantáneo estremecimiento que provoca esta canción desde sus primeros latidos. Para mí fue la cuota de novedad inquietante que necesitaba. Si bien uno goza con la acertada reinvención de algunas bandas, encontrar un nuevo sonido electrizante es incomparable, además de terriblemente necesario (la última vez que me pasó fue con Alt-j). The Black Queen ha sido una bendita coincidencia en un año de búsqueda musical bastante flojo por mi parte. Encabeza la lista por ser el único descubrimiento propiamente tal de entre todos los que aparecen aquí. El proyecto corresponde a una súper-banda formada por el tecladista (y otros títulos más) Joshua Eastis, que ha tocado en vivo con NIN y formado parte de Puscifer y Telefon Tel Aviv (a este último proyecto solo lo conocía de nombre), Steven Alexander (TDEP, NIN) y el vocalista de The Dillinger Escape Plan (buena voz, loco). Esta canción, en la que convergen a la perfección las influencias de las mencionadas bandas, vio la luz en 2015, pero el lanzamiento oficial del álbum "Fever Daydream" fue el 2016, así que tiene todo el derecho de estar en esta lista, ¿ok?
Ha pasado más de un año y sigo atrapada en sus beats magnéticos, que van forjando una atmósfera oscura, melancólica, dolorosa aunque apacible, especialmente para los que amamos con desgarro esa antitética dulzura que proviene de la tristeza. A ratos percibo el disparatado andar del engranaje de un reloj (¿influenciada por el videoclip, tal vez?), lo que inevitablemente me hace pensar en el tiempo, sus desajustes, las historias rotas y el desamor. Aún no logro descifrar, en realidad, qué tipo de experiencia es la que se representa a través de la enigmática letra. Anécdota tonta aparte, cuando vi el video no sé por qué me acordé de Jon Snow y su difunta Ygritte. Debe ser toda esa mescolanza la que creó estas asociaciones en mi mente. En fin, las súper ultra mega bandas no siempre tienen larga vida, pero ojalá que este grupo trascienda el juego o el mero capricho para poder seguir regalándonos material tan exquisito como este y los restantes singles que he podido encontrar en la web.
¡God save the black queen!